Como últimamente en esta sección a penas cuento buenas noticias voy a traeros un recuerdo que pasado el tiempo lo veo hasta gracioso. Resulta que por el año 2013 estaba buscando cambiar a un trabajo mejor. En aquel momento la empresa en la que estaba no tenía a todos los empleados de la oficina con una cuenta de correo externa, con lo que muchas veces para hacerles llegar documentación, tenías que ir presencialmente o enviarles un Fax.
Si lo hacía presencialmente tenía que perder mucho tiempo porque la sede estaba algo alejada de mi puesto de trabajo. Así que intentaba organizarme para no tener que ir más veces de las estrictamente necesarias, únicamente cuando necesitaba material que sólo podían facilitarme en la empresa. Fue entonces cuando buscando por internet me encontré un módem para enviar fax que en su momento estaba bastante barato. Con este módem y usando la herramienta de Fax y Escáner de Windows, enviaba la documentación que necesitaba la empresa. Observaba que me llamaban al momento para confirmarme que lo habían recibido. Al principio era algo que me sorprendía mucho, porque cuando enviamos un mail solemos recibir respuesta por el mismo medio o se limitan a confirmarnos la recepción con el acuse de recibo, pero con este método era inmediato.
Un día estaba presencialmente en la empresa y vi que justo les entraba un fax, y fue ahí cuando entendí el porqué respondían tan rápido. Resultaba que usaban la misma máquina como impresora, fotocopiadora, emisora y receptora de fax. Como también la usaban en red estaban muy pendientes para que en el momento que la impresora escupía un papel, identificar a los pocos segundos a quien lo enviaba a imprimir. Así se evitaban que se mezclase con el resto de documentación y se traspapelase. En ese momento descubrí que de una forma bastante inesperada, en cuanto llegaban mis fax, pasaban a tener la máxima prioridad por encima de todo el resto de tareas que tenían pendientes.
Seguramente te preguntarás cómo llegué a asociar una cosa con la otra. Bien, voy a ponerte en situación. En 2013 las páginas amarillas tenían mucha más relevancia que en la actualidad. Tanto en ellas como en las propias webs de empresas que encajaban en mis posibilidades profesionales era mucho más fácil encontrar barios números de Fax, que algún correo concreto del departamento de mi interés. En muchas de ellas únicamente aparecía el correo genérico de información. Durante mucho tiempo hacía auto candidaturas en esos mails que conseguía encontrar, pero a penas recibía respuesta.
Así que viendo que veía que se atendía mucho más rápido a los Fax y los mails se ignoraban con frecuencia, decidí probar suerte de esta forma. Diría que tuve un éxito relativamente bueno, puesto que de aproximadamente 150 candidaturas que envié, recibí respuesta de 22 empresas, lo que vendría a ser un 15% de efectividad. Menos mal que en aquel momento tenía llamadas gratuitas a fijos, porque si no me hubiese dejado medio sueldo en la factura. Algunas respondían al mail que ponía en el currículum, otras me llamaban y otras me contestaban mediante fax diciéndome que ese número no cumplía esa función, pero me facilitaban el correo directo del responsable de Recursos Humanos. Así que como veis, el impacto era bastante mejor que enviar un currículum como normalmente se hacía en aquel momento que era a través de las páginas de empleo o a un buzón de correo.
Llegamos a 2015 y pasaron tres cosas. En primer lugar empezaron con las leyes de protección de datos más en serio, con lo que las empresas me respondían diciéndome que por protección de datos procedían a destruir el currículum, o las más agradecidas me remitían el formulario para firmar que aceptaba su política de protección de datos. También empezaron muchas de ellas a ponerse el Fax digital, con lo que no se diferenciaba el recibir un correo electrónico o un Fax; tenían el mismo peso ya que no era un elemento físico el que les llegaba. Además en aquel momento me hicieron un contrato anual y como empezaba a tener algo que parecía que era estable dejé de lado aquel curioso método de contacto.
Quién sabe, si lo hubiese echo unos cuantos años antes quizá estaríamos hablando de un éxito total o del inventor del «SpamFax»… También supongo que hubo algunas empresas a las que quizá pudo molestarles aquello. Así que si eres una de las afortunadas y recibiste un currículum de un tal Eric Duarte, ¡decirte que intenté hacerlo lo más pequeño posible para optimizar papel! Si te acuerdas de aquel Fax, decirte que aún estás a tiempo de reconsiderar aquella auto candidatura y que mi currículum ha ido mejorando desde entonces.
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