Hará más o menos un mes y medio, Pili preguntó en el grupo de Facebook de Usuarios y amigos del Perro Guía sobre las famosas esterillas refrigeradas para perros. Cuando yo la compré vi que a Mike no le hacía mucha gracia y lo dejé estar pensándome que sería él, que por lo que fuese no le gustaba aquella sensación. Probé incluso a ponérsela encima de la cama normal y ni por esas.
A parte no tenía pinta de ser muy cómoda porque era muy fina, con un tacto similar al hule y con un olor bastante fuerte a plástico. Entre las dos capas había como unos montoncitos de arena o piedrecillas pequeñas. Eso provoca que cuando se tumban encima por la presión que ejercen, se produce una especie de roce, que es lo que hace que se empiece a enfriar. Tampoco es una bajada de temperatura muy grande pero sí que es verdad que se nota algo más de fresco al tocarla.
Me sorprendió la publicación porque yo casi ni me acordaba de aquel artilugio. Pero el caso es que la gente se animó a opinar y fue unanimidad total. De seis personas que opinamos, todos coincidíamos en que no les gustaba. Me animé a compartirlo en el blog porque a parte de Pili, a un amigo se la regalaron justamente unos días después de haber estado hablando sobre el tema en el grupo y a su perro tampoco le gustó. Así que si estáis pensando comprar alguna quizá os sirva esto para tenerlo en cuenta o podáis buscar a alguien que la tenga para probarla antes y no hacer un gasto ya que aparentemente no les convence a ninguno.
¡Otra cosa es que la compréis para vosotros aunque ponga que es para perros! Visto el caso que le hacen ellos, podríais encontrarle un uso inesperado. ¿Y a los vuestros les gusta? Tanto si es que sí como si es que no, podéis aprovechar el enlace y comentar en el grupo.