Me he encontrado varias entradas en LinkedIn, me han aparecido propuestas para escribir artículos, incluso he podido leer noticias en otros espacios. Todos ellos traen como base la revolución que está suponiendo la inteligencia artificial en el ámbito de la accesibilidad.
No estoy en contra de ella ni mucho menos, puesto que la uso con bastante frecuencia, en algunas cosas dependo de ella y incluso he escrito cosas para optimizar su uso diario.
Voy a intentar explicar el punto de vista desde el uso que hago de ella. Espero que no quede muy enrevesado porque tengo muchas ideas y compraraciones que llevan al mismo sitio. Y con estos calores me cuesta hilar ideas.
Situaciones cotidianas
Todos estos artículos se caracterizan en que dejan la responsabilidad en manos del usuario final. Que te encuentras con un gráfico que no comprendes, una imagen sin descripción, un formulario que te señala errores con colores… Pues no hay problema, coges a la IA de turno y le preguntas tus dudas.
Incluso en muchas redes sociales, las mismas se encargan de añadir el texto alternativo a la imagen. A veces es suficiente, pero otras muchas no. Me ha pasado varias veces que describe las caras de la gente, pero claro, al no haberlas vista nunca, no sé quien es ese hombre con el pelo canoso, por poner un ejemplo.
Hay algunas que son capaces de saber el nombre de la persona si previamente se le ha indicado o se tiene agregada como contacto. Pero muchas veces, al menos en mi caso agradezco una descripción de quién publica esa foto.
Porque puede destacar cosas que a la inteligencia artificial del momento se le pasan por alto. O porque prefiero leer que en la foto aparece Juan y su pruma sonriendo con árboles de fondo. Que no una descripción de más de cinco líneas centrándose en sus rasgos faciales o en la ropa que llevan.
En este caso concreto, a lo mejor acabaría usando la IA para preguntarle algún detalle que se le haya pasado por alto a la persona que ha creado la descripción.
Mención a parte merecen los grupos con gente que saben que tenemos una discapacidad, como pueden ser los de WatsApp. Muchas veces se suben fotos y como se sabe que tenemos la aplicación que nos hace descripciones se pasa de hacer el esfuerzo.
Estoy seguro que si me encontrase con una descripción en el alt de la foto me daría pie a preguntar más cosas. Pero cuando ni siquiera se intenta, a veces he copiado el texto que me da la IA para que vean el resultado, entonces me contestan que no tiene nada que ver con la foto.
Me parece genial, ¿entonces qué hago? Entiendo que a veces no es fácil describir una foto, también porque es una habilidad. Quizá las primeras descripciones son pésimas, pero si se practica, con el tiempo es algo que cuesta menos esfuerzo y sale con más facilidad.
Que hago uso de ella está claro. Pero ahora bien, ¿la uso por gusto o por obligación?
Si eres una persona sin discapacidad y te enfrentases las siguientes situaciones creo que también harías uso de ella, pero igualmente te sentirías obligado. Total, es un pequeño gesto adicional que las primeras veces cuesta, pero luego… Luego te acostumbrarías. Quizá al principio te mirarían raro, como cuando las primeras personas iban hablando por teléfono por la calle o cuando empezaron a usarse los auriculares inalámbricos.
- Abres una foto de WatsApp. Pero la pantalla aparece totalmente negra. Para verla, te aparece un mensaje emergente que dice que tienes que dar tres saltitos con el móvil en la mano.
- Te encuentras en el transporte público en plena hora punta. Te dispones a ver un vídeo, pero se te han olvidado los auriculares en casa. Como hay tanto ruido y para no molestar al resto de pasajeros, decides activar los subtítulos, Es ahí cuando Te aparece una petición:
sólo tienes que gritar ¡Soy el rey del mundo! como Jack en la película Titanic y ya los tendrás activados. - Estás mirando una dirección en google maps. Pero en vez de salirte el punto de origen y de destino te aparecen las coordenadas. Para descifrarlas tienes que abrir una web de cartografía.
- Mientras sigues con tu ruta maravillosa en google maps, te da el sol de lleno y a penas consigues ver nada en la pantalla. Para que se active la función de brillo automático, sólo tienes que hacer una sentadilla. Así, como quien no quiere la cosa, de paso te vas poniendo en forma.
- Estás sentado en un restaurante y te dispones a leer la carta. Pero solo la tienen en QR. Ah espera, que eso ya pasa. Gracias a que sois muchos más, en bastantes sitios si se pide la carta en papel la tienen, aunque solo sea una copia para todo el local.
- Estás grabando un vídeo, y cuando lo finalizas te aparece un cartel que te indica que si no proporcionas una descripción del mismo no podrás guaradarlo y subirlo a tu red social favorita.
Espero haber creado algo de concienciación con estas situaciones absurdas que he planteado. aunque pueda parecer una tontería, es a lo que nos tenemos que enfrentar muchos cada día. En vez de una aplicación para una tarea, tenemos que usar dos o más.
Sobre quién ponemos el foco
Los artículos siempre hablan de la parte final. Pero nunca lo hacen sobre la persona que desarrolla una página, aplicación o lo que sea.
Por mi trabajo tengo que repasarme documentación para aplicar normativas de accesibilidad, excepciones etc. A veces le he preguntado a la IA algunas cosas para facilitarme la búsqueda. Y alguna vez falla, y me doy cuenta porque sé lo que busco.
En estos casos, ¿no se podría utilizar por estas personas como método de formación? Creo que el esfuerzo comparativo sería mucho más óptimo en términos de consumo energético y aprendizaje de la propia persona.
Si ponemos de ejemplo las situaciones anteriores, una persona que consulta a la IA para hacer un desarrollo accesible quizá hace muchas consultas pero puede tener un resultado mejor que si lo hubiese echo sin tener ninguna consideración con la accesibilidad.
En cambio, si 100 personas con discapacidad a lo largo del tiempo consultan esa página o publicación en redes sociales y tienen que recurrir a hacer consultas a la IA porque la información no es comprensible para ellas, creo que queda claro cual de las dos opciones es la mejor a nivel de consumo energético y esfuerzo individual.
Todas estas tareas, como preguntarle a la inteligencia artificial por dudas de accesibilidad, crear transcripciones de audios y vídeos, descripciones de imágenes o estructuración de un documento no se pueden publicar sin una revisión por una persona. Se pueden usar como base, pero siempre con supervisión.
Mucas veces he visto como se le da al botón mágico y ni siquiera se compara el resultado. En algunos casos a penas importa, pero en las transcripciones, ¿realmente quieres que aparezcan cosas en una entrevista que no has dicho?
A ratos me he divertido mucho, en otros me han dado ganas de quemarlo todo. Espero haber transmitido las dos, aunque con mayor incidencia en la parte humorística.
Pero la verdad que estoy un poco cansado de hacer el doble que el resto. Que aunque no tiene que ver con este artículo, para actividades cotidianas dependemos del móvil para simplemente saber qué es ese bote de conservas, como expliqué en Etiquetado de productos en braille y lectura de envases
Te animo a que dejes en los comentarios otras situaciones similares que no haya tenido en cuenta por no tenerlos tan presentes, porque no encajaban en la temática de la entrada o porque no me tocan de cerca.
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