Esponjas atrapapolvo

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Cuando Lara me dijo que iba a comprar estas esponjas, no tenía mucha fe en que funcionasen bien.

Pero al tenerlas en casa me impresionó lo rápido que limpiaban. Los trapos por mucho que se enjuaguen, llega un punto en el que dejan de atrapar más polvo y hay que echarlos a lavar. Y los plumeros tampoco funcionan bien cuando la suciedad está pegada en las superficies.

Y no es que tengamos la casa súper sucia, pero cuando empieza el calor, empezamos a dejar las ventanas abiertas todo el día. Y si además coincide con un episodio de calima, de una semana a la siguiente se puede llegar a acumular polvo en las superficies que no es tan fácil de quitar, es como que se queda adherida a los muebles, cristales o persianas.

En el paquete de las esponjas atrapapolvo que compramos venían cuatro unidades. Solo abrimos una y el resto las dejamos en su envase. Tienen dos superficies, una parte que es como medio círculo con rayas paralelas y la otra totalmente plana y lisa.

Suelo usar la parte con rayas en la primera pasada. Y una vez se quita lo más gordo cambio a la otra cara para acabar de pulir el resultado.

Lo bueno de estas esponjas es que al enjuagarlas debajo del grifo vuelven a estar listas para limpiar. Además si no se quieren escurrir del todo se puede aprovechar para dejar agua en su interior y ir apretando según vamos necesitando. Tienen un tacto suave, muy parecido a la silicona.

También van bien para ahorrar en productos de limpieza. A veces teníamos que utilizar más cantidad. De esta manera se puede poner el producto una vez se ha quitado todo, únicamente para pulir el resultado final.

Usar exclusivamente las esponjas no es una opción, porque al final sería como limpiar una superficie solo con una bayeta con agua. Con estas esponjas lo que conseguimos es dedicarle menos tiempo a la tarea.

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