Llevábamos desde 2018 sin irnos a algún sitio de vacaciones por diferentes motivos, que si la pandemia, enfermedades de familiares, operaciones o porque alguno de los dos estaba sin trabajo.
Como este año la situación empezó a mejorar, sin ser de lejos la más adecuada, queríamos aprovechar para darnos un respiro y celebrar que las cosas se iban estabilizando.
Antes del viaje había pensado adjuntar fotos, vídeos o audios como complemento de las experiencias que vivimos.
Pero fue tal la desconexión, que no sacamos el teléfono para captar nada. De echo nos llevamos las tablets por si nos aburríamos. Pero entre descansar, y disfrutar de las actividades, a penas las usamos.
- Organización previa al viaje
- Ahora sí, empezamos con el viaje y las actividades que hicimos
- Jueves: visita al valle de Machucón, museo de Prehistoria y cata de quesos
- Viernes: Tour por Santander, comida en un restaurante Italiano y cena de tapeo
- Sábado: bosque de secuoyas y museo de los bomberos
- Domingo: ruta por sendero accesible y comida con Jordi
- Lunes: visita a cervecería artesanal y comida de menú
- Final del viaje y cosas que nos quedaron pendientes
Organización previa al viaje
que queríamos viajar, eso lo teníamos claro. Pero no nos apetecía complicarnos mucho buscando actividades entre mañanas y tardes y pasarnos más tiempo en la búsqueda que haciéndolas.
Iban a ser muchas actividades, porque nos queríamos escapar de las hogueras que se celebran en Junio por Alicante y eso conllevaba estar fuera de casa unos seis días.
Así que decidimos buscar algo mixto. Es decir, contactar con una persona que nos buscase actividades y luego mirar nosotros algunas por nuestra cuenta para hacerlas en los ratos libres que nos quedasen.
Alojamiento
Lo primero que hicimos fue buscar un hotel que estuviese bien de precio para tantos días. Nos apetecía quedarnos en alguno que tuviese Spa, pero se nos salían de presupuesto.
Finalmente encontramos El hotel Picos de Europa. No lo buscamos a propósito, pero para ciegos tiene una ventaja muy importante que es que todas las comidas te las sirven en mesa.
Reservamos con el desayuno incluido y el resto de comidas las dejamos abiertas. Ya que según la actividad a lo mejor no volveríamos a Santander o porque eso nos daría la flexibilidad para probar otros sitios de comida de la zona.
Al final, comer, lo que se dice comer en el hotel no lo hicimos mucho. Pero es que los platos que se sirven en cualquier sitio son enormes.
La calidad de la comida está bastante bien, sobre todo en el desayuno. Tienen una tarta de queso al horno que está increíble.
Después es como todo, ofrecen tantas variedades de comida, que algunas cosas no matan mucho. Pero vamos, que en general aprueban con todo.
Creo que lo único que no me pediría otra vez es un montadito de jamón que me ofrecieron en un desayuno que no tenía mucha hambre. La calidad era del típico jamón de sobre del supermercado.
Es bastante conocido por la gente de más de treinta años, porque fue uno de los primeros en Santander en empezar a ofrecer comida Americana, que si sándwiches, hamburguesas…
Transporte hasta Santander y por la ciudad
Aquí no nos complicamos demasiado, cogimos un tren directo desde Alicante hasta Santander. Nos sorprendió que había bastante gente tanto en la ida como en la vuelta. Y eso que viajábamos entre semana las dos veces.
Nos quedamos con la sensación de que mucha gente había tomado la misma decisión que nosotros. No tenían ganas de quedarse en Alicante esos días.
Además, este tren pasa por Madrid, con lo que mucha gente lo cogía para bajarse allí.
Con lo que respecta al transporte dentro de Santander, miramos las opciones que teníamos con los diferentes autobuses, tanto los que van por la ciudad como los que salen de ella. Pero finalmente no los llegamos a usar.
A todos los sitios que nos interesaba ir, o bien fuimos andando, nos acompañó nuestro guía o en aquellos sitios más alejados lo hicimos en Taxi.
El taxi lo cogimos a veces por tiempo (no nos sobraba mucho entre la actividad de la mañana y de la tarde) o por comodidad.
Una noche volvimos muy tarde y a la mañana siguiente teníamos una actividad relativamente pronto. O el día que cogimos el tren de vuelta, porque salía a las 07:00 de la mañana y no nos apetecía ir por la calle y que se diese la situación de que no hubiese nadie a quien preguntar si nos desorientábamos en algún punto.
Mapa de la zona
Aquí tuvimos la suerte de que al hablar con Txell del viaje que íbamos a hacer, me comentó que Sol vivía a las afueras de Santander.
Así que nos pusimos en contacto con ella y nos hizo un mapa detalladísimo con todas las descripciones que nos pueden venir bien a nosotros. A continuación pongo los apuntes que fue tomando Lara de los audios que intercambiamos con algunas aclaraciones que me pasó Sol.
Descripción de los alrededores
- Santander es una ciudad alargada. Como si fuera una calle que va cambiando de nombre.
- La parte del centro y la parte del Sardinero están unidas por un paseo de unos 2Km.
- La calle Arcoíris es un pasadizo que desemboca en la calle Vargas.
- La calle Vargas y la calle San Fernando son la misma calle pero cada acera se llama de una manera. La más cercana al hotel es la calle Vargas y la más lejana es la San Fernando. Entre ambas está la Alameda de Oviedo, un paseo con bastantes parterres. Esto nos lo comentó para poder sacar a Heiby (Perro guía). Justo en el cruce que está delante de la calle Arcoíris y la calle Vargas hay un parterre del paseo. No está ni a treinta metros de la puerta del hotel.
- Los autobuses pasan por la calle San Fernando. Por la parte más cercana al hotel, es decir, la parte pegada a la Alameda, pasan los autobuses con dirección al centro o a Sardinero. Y los que pasan por la otra acera, la más alejada al hotel, van dirección Cuatro Caminos o el hospital de Valdecilla.
Mapa (tomando como referencia el hotel)
- Con el hotel a las espaldas, la Alameda de Oviedo hacia la derecha conduce al centro y a Sardinero.
- Cuando finaliza este paseo, la calle pasa a llamarse Calle Burgos, y se convierte en una calle peatonal. Aquí encontramos la chocolatería Valor y la sede de la ONCE de Cantabria.
- A continuación de la calle Burgos, comienza otro tramo que vuelve a tener tráfico. Se llama Jesús de Monasterio. Y después Calle Amos de Escalante.
- Al finalizar la calle Burgos, y si seguimos por la acera de la derecha, cruzaremos dos pequeñas y la tercera, ya más grande, aunque tiene tráfico y semáforo, es también un túnel con dos aceras peatonales. Este túnel desemboca en la Plaza de las Estaciones.
- En la Plaza de las Estaciones tenemos la Renfe y la Feve a mano derecha, y la estación de autobuses a mano izquierda.
- Si en lugar de girar a mano derecha por la tercera bocacalle, la del túnel, seguimos recto para atravesar la cuarta bocacalle, llegamos al ayuntamiento, que encontramos en la acera de la izquierda.
- Y si continuamos hacia la quinta bocacalle, que corresponde a la calle Isabel II, en este punto la calle central que venimos recorriendo pasa a denominarse calle Sotelo, y más adelante, Paseo Pereda.
- En el Paseo Pereda a la derecha encontramos los Jardines Pereda, Correos, el centro Botín, y más adelante, la Bahía de Santander.
- Por esta zona del ayuntamiento y las bocacalles que encontramos a mano izquierda del Paseo Pereda, más tarde llegaríamos a unas calles que ascienden en cuesta hacia la zona alta de la ciudad. Pero antes hay unas calles paralelas al Paseo Pereda como Peñarbosa y Hernán Cortés, donde encontramos bastantes bares y restaurantes. Próximo a ellas la zona de Cañadío, de típico ambiente nocturno.
- Siguiendo recto por el Paseo Pereda llegamos a Puerto Chico. En este punto comienza la calle Castelar.
- Cuando termina la calle Castelar, empieza el Paseo Reina Victoria que pasa por encima de varias playas, como la playa de los Biquinis, los Peligros o la de la Magdalena, que quedan a mano derecha.
- En el Paseo Reina Victoria, después de las playas encontramos el Parque de la Magdalena con el Palacio del mismo nombre.
- Sobrepasando el Palacio de la Magdalena llegamos al Sardinero con la primera y la segunda playa. Los jardines de Piquío, Mesones y al final el inicio de la ruta al faro, justo antes de llegar al hotel Chiqui.
Organizando el viaje con Valdepas
Cuando vimos la página de Valdepas no sabíamos si sería lo que estábamos buscando, porque lo veíamos muy orientado a personas que usan sillas de ruedas o que hacen rutas en bicicleta. Decidimos contactar y esperar a ver las propuestas que nos hacían.
El primer contacto lo hicimos por correo electrónico, ahí comentábamos los días que íbamos a estar por Santander, un poco las actividades que nos interesaban y nuestra discapacidad.
En seguida nos contestó Jordi pidiéndonos más información. Al final mantuvimos una conversación por teléfono en la que él nos iba preguntando detalles de nuestras preferencias de lo que más nos gustaba, tipo de entornos que queríamos ver etc.
También nos dijo que no había tratado con personas ciegas, pero lo bueno es que no tenía problema en preguntar cualquier duda que le surgía.
Acabamos la conversación quedando en que nos haría llegar un presupuesto con las actividades. Esta parte fue bastante dinámica y se iba modificando según las actividades que iba encontrando y como las podía encajar en el calendario.
Hay que tener en cuenta que viajamos a finales de Junio y por allí no se considera que es temporada alta hasta Julio y Agosto. Con lo que algunas actividades grupales no salieron por no llegar al mínimo de personas y otras empezaban después.
Qué incluye el presupuesto
Al ser nuestra primera vez con parte del viaje organizado mediante un guía y por experiencias previas de otras personas, pensábamos que nos iba a salir muy caro.
Pero realmente fue bastante económico a nuestro parecer. El presupuesto incluía lo siguiente:
- El coste de la actividad: depende de si era gratuita o había que pagar a los que la ofrecían.
- Transporte Valdepas: se hace un presupuesto teniendo en cuenta la distancia. jordi tiene una furgoneta bastante grande, si no recuerdo mal tenía una capacidad para siete personas.
- Precio acompañamiento y seguro de accidentes: se presupuestaba por horas. En algunos casos las actividades se alargaron más de lo previsto, pero no nos importó abonarle la diferencia.
Ahora sí, empezamos con el viaje y las actividades que hicimos
Nuestra llegada fue un miércoles a media tarde. Desde la estación nos fuimos andando hasta el hotel. Entre las indicaciones de Sol y la ayuda de personas que había por la calle llegamos sin problema.
Aprovechamos para dejar las cosas, reconocer los alrededores y cenar algo. A la vuelta de sacar a Heiby por última vez, tuve un percance con una especie de palo que sujetaba alguna estructura. Me di un golpe muy flojo que ni siquiera me dolió, pero empezó a sangrarme la nariz muchísimo.
Después de una media hora larga conseguí cortar la hemorragia y de ahí a dormir y hasta el día siguiente.
Jueves: visita al valle de Machucón, museo de Prehistoria y cata de quesos
A partir de aquí tanto el desayuno como quedar con Jordi serán una rutina en nuestras vacaciones.
Empezamos Con el desayuno. Se incluye una pieza dulce, una salada café y zumo. Creo que lo de pieza es una pequeña broma interna… Tanto la dulce como la salada ocupan un plato entero de los que se usan para los segundos.
A partir de entonces decidimos o pedir menos cantidad o solo una de las dos «piezas».
Quedamos con Jordi en la puerta del hotel y nos fuimos a la furgoneta con la que nos acercaríamos a la granja del Valle del Machucón. Aprovechamos el tiempo del viaje para ir conociéndonos.
Visita al Valle del Machucón
Al llegar esperamos un rato a Miguel, tenía que venir desde otro sitio y nosotros nos adelantamos unos minutos de la hora a la que habíamos quedado.
Aprovechamos para ver algunas plantas, detalles de la fachada y para que Heiby pudiese explorar.
Cuando llegó Miguel se presentó, y nos iba dando detalles hasta llegar a la estancia que tenía a modo de casa.
Después empezamos con una visita a toda la granja.
La primera parte que vimos fueron diferentes plantas y árboles. Los arándanos, tomateras, limoneros, plantas aromáticas…
Al ser una granja ecológica nos iba explicando las peculiaridades del suelo en cada zona.
Como intentaba no modificar más allá de lo imprescindible. Y según las características de cada suelo, cantidad de sol, y como buscaba las especies autóctonas para general el mínimo impacto posible al ecosistema, mirando también las necesidades de agua.
Después vimos una especie de lago que montó para que diferentes animales pudiesen acercarse a beber. Nos contó cómo tuvo que ir haciendo modificaciones para que no se quedase estancada. Y como en todo ecosistema también se generó vida de plantas, animales y insectos.
También pudimos tocar algunos animales del lago y a otros habitantes de la granja un poco más grandes como burros y gallinas.
Mientras nosotros nos acercábamos a los animales, Jordi se quedó un poco a distancia con Heiby. Con los burros la acercamos un poco para que se oliesen y acabó ladrando. Suponemos que al ver a un animal tan diferente se emocionó. Con las gallinas no quisimos probar por si las asustaba o les intentaba darles más cariño del apropiado.
Por último hicimos una degustación de los productos que elaboraba Miguel. Había mermelada de diferentes sabores, bizcocho, limonada y sidra…
Tanto en la visita como en el viaje de vuelta, no parábamos de comentar que nos sorprendía la cantidad de trabajo que tenía mantener todo aquello. Pensamos que es algo que o te gusta o es imposible mantenerlo así con la dedicación que requiere cada mínimo detalle.
Al llegar al hotel, entre el desayuno y lo que nos ofreció Miguel, bajamos al restaurante para pedir dos tartas de queso al horno y un par de cafés.
museo de prehistoria y arqueología
Esta actividad la hicimos por nuestra cuenta. Salimos dando un paseo de un cuarto de hora aproximadamente desde el hotel hasta el museo.
Se encargó Lara de contactar previamente con el museo para saber si podríamos tocar algunas piezas de la exposición. Nos comentaron que todas estaban en vitrinas, pero que al finalizar la visita guiada nos enseñarían algunas cosas.
En la exposición la guía nos acompañaba para ir de una sala a la siguiente. En las explicaciones de cada una, estábamos bastante cerca para poder escucharla bien y permitir al resto del grupo ver las muestras.
La guía hizo una explicación muy buena de todo lo que había en la exposición. además, tuvimos la suerte que en nuestro grupo habían profesores. Con lo que ellos preguntaban y la guía detallaba muchas más cosas que en otras visitas como períodos históricos, detalles de las muestras…
Al final de la exposición, nos llevaron a una sala con una mesa y sillas. Ahí nos dejaron tocar muchas herramientas, decoraciones que utilizaban. Al parecer tienen muchas por duplicado, las que están expuestas y otras que utilizan para talleres de colegios y en nuestro caso.
Después de la exposición nos acompañaron a la planta superior. Allí nos querían llevar directamente a la salida.
Tuvimos que decirles que no habíamos pagado. Como nos metieron directamente con el grupo que iba a iniciar la actividad justo en ese momento no nos habían cobrado al entrar y un poco más y tampoco lo hacen al irnos.
Por cierto, tienen descuento por discapacidad.
Cata de quesos dentro del Mercado del Este
Queríamos probar distintos quesos de la zona. Así que aprovechando que el Mercado del Este no está ni a 50 metros del Museo nos acercamos hasta allí.
La verdad que fue un poco caos. Creíamos que sería el típico mercado que tiene mesas o sitio para comer al lado del mostrador.
Pero no, las mesas están como en medio del pasillo y los puestos a los lados. Así que nos quedó otra que preguntar a las personas que había por ahí.
Aquí tuve una anécdota con un señor mayor. Estaba preocupado porque quería que tuviésemos una mesa cerca del puesto donde íbamos a pedir.
Así que dejamos a Lara esperando sentada en una y nos dirigimos al puesto. No me hizo mucha gracia por si nos ofrecían algún queso que no le gustase pero bueno.
Mientras esperaba mi turno. Aquel buen hombre como hizo su buena acción del día se fue. No sé si es que yo no le entendí, si él no me escuchó bien, no veía bien o qué pasó…
Cuando llegó el momento de atenderme como aquello no olía a queso por ningún lado, más bien olía a salmuera, pregunté directamente que si era el puesto de los quesos.
La persona se quedó muy sorprendida y me dijo que no, que allí vendían pescado en conserva.
Así que me volví a buscar a Lara, y como la persona del puesto se dio cuenta de la situación, le pidió a alguien que nos acompañase, ahora sí, al puesto de los quesos.
Quizá hubiese estado bien probar unas anchoas, pero con el agobio del momento no me veía llevando unas cosas de un puesto a otro y de ahí a la mesa.
En el puesto de los quesos, pedimos una tabla con cinco diferentes con vino y pan. Nos salió por 12€. No sé si es por el tipo de leche que es más contundente pero nos llenó bastante.
Antes de volver al hotel hicimos una parada en unos de los bares que estaban cerca del Mercado del Este para irnos ya cenados. Pedimos algunas tapas de pescado en el mesón los arcos.
No recuerdo nada destacable, así que supongo que sería bastante normal. Creo que fue algo caro.
Viernes: Tour por Santander, comida en un restaurante Italiano y cena de tapeo
Tour por Santander
El tour lo hicimos acompañados por Jordi. Teníamos la opción de ir nosotros solos, pero como no sabíamos cómo sería, o si iban a ser un guía que a penas describiese las zonas por las que íbamos pasando, preferimos contar con una seguridad extra.
Fuimos juntos caminando desde el hotel hasta la plaza del Ayuntamiento. Aprovechamos el recorrido para ir conociéndonos más, y para que Jordi nos fuese describiendo las diferentes calles que teníamos a nuestro alrededor, los diferentes establecimientos de comida, tiendas con productos típicos de la zona…
Eso también nos sirvió para hacernos una idea del mapa más exacta, teniendo en cuenta los espacios, distancias… Fue el complemento perfecto para acabar de rellenar el mapa mental que teníamos formado con las descripciones que nos había echo previamente Sol.
La verdad que Héctor describía muy bien todas las zonas por las que íbamos pasando. Amenazaba lluvia pero conseguimos que nos respetase hasta el final del tour.
A continuación dejo el enlace al tour, para que podáis ver las partes que visitamos. Free tour novia del mar
Comida en el restaurante il Boccone
Como Héctor estaba tan a gusto con el grupo que éramos, se pasó un poco de la hora. Así que tuvimos que avisar al restaurante para comentarles que llegaríamos un cuarto de hora más tarde de lo previsto.
El acompañamiento de Jordi nos salvó, porque desde donde acabó el tour hasta el restaurante había bastante distancia. Si hubiésemos ido nosotros solos habríamos llegado, pero invirtiendo mucho más tiempo y seguramente mucho más mojados. Porque a mitad del camino empezó a llover con alegría.
Nos despedimos de Jordi hasta el día siguiente y entramos en el restaurante. En aquel momento empezó a llover con más intensidad. Llegamos justo a tiempo para ponernos a cubierto mientras la escuchábamos caer y esperábamos la comida.
Pedimos unos platos de pasta que estaban bastante bien. El mío llevaba boquerones fritos mezclados con tallarines.
Cena de tapeo en Taberna La Radio
A eso de las 19:30 nos pusimos en marcha para ir a cenar. Dimos bastantes vueltas entre que nos desorientamos, que no nos cuadraban algunas indicaciones que nos daba Maps.
De echo aquí también tuvimos otro percance porque se volvió loco el Maps y nos decía que retrocediésemos, pero como a nosotros nos cuadraba en nuestra cabeza que estábamos yendo bien no le hacíamos caso.
El pobre nos insistía en que fuésemos a la plaza, pero claro, nosotros estábamos convencidos de que aquella zona amplia, con niños jugando a la pelota era precisamente eso, una plaza.
De echo hubo un momento que llegamos a pensar. Qué pasa con estos críos, ¿no tienen padres para decirles que dejen de jugar a la pelota para que pasen los ciegos?
En eso que seguimos andando y andando y de repente llegamos a una zona con techo con más niños a nuestro alrededor, si eso era posible.
Pues sí, resulta que Maps tenía razón y nos habíamos ido por el lateral de la plaza y acabamos dentro de un colegio. Primero en el patio, en la típica pista de cemento de fútbol, y luego en el gimnasio.
Unos padres nos acompañaron a la puerta del colegio, y de ahí ya sí, encaramos la plaza. Continuamos el camino por unas calles bastante estrechas y empinadas. Tenían hasta rampas mecánicas de estas para salvar los desniveles.
Una vez en la Taberna, nos costó entendernos con el personal. Fue la típica situación que preguntas por medias raciones y entre que entienden otra cosa y que no te leen todo lo de la carta…
Mientras nos traían las bebidas se me ocurrió hacer una foto al mantel. Tuvimos la suerte de que la carta estaba ahí y pudimos ver que había más cosas de las que nos habían dicho en un principio.
Pedimos almejas a la marinera, rabas de calamar y creo que media ración de patatas bravas. Acabamos bastante satisfechos y hay que decir que las almejas que hay por allí no tienen nada que ver con las del Mediterráneo, en cuanto a sabor y tamaño.
Al salir de la Taberna a los pocos metros nos encontramos con una chica que iba hacia donde estaba nuestro hotel. Qué diferencia, para ir tardamos más de veinte minutos y para volver en menos de cinco ya estábamos delante de la puerta.
Sábado: bosque de secuoyas y museo de los bomberos
Bosque de secuoyas
Para llegar, fuimos con la furgoneta de Jordi, porque se encuentra en medio de una carretera con bastante tráfico, parece la típica zona de autopista. No consultamos si era posible llegar en transporte público, pero me parece poco probable.
La experiencia del bosque fue muy amena. Imagino que depende mucho de la persona que te acompañe, pero Jordi intentaba en todo momento hacer que no fuese aburrida. Nos enseñaba diferentes tipos de secuoyas, para no estar tocando muchas que fuesen exactamente iguales que las anteriores.
También nos enseñó distintos tipos de vegetación, alguna que crecía en los mismos troncos de las secuoyas y otras en muros o el suelo.
Fue bastante interesante notar cómo cambiaba la atmósfera antes de entrar y justo en medio de las secuoyas. Se nota que la humedad aumenta, la temperatura disminuye y los olores se intensifican.
Lo que no era tan atractivo, era que el bosque estaba muy pegado a la carretera, con lo que en diferentes zonas, según se iba avanzando se escuchaba bastante el tráfico.
Además, había bastante gente. NO sé si porque era fin de semana o porque es un destino bastante frecuentado. También vimos que muchos troncos, a la altura de las manos de las personas, estaban pelados. No entendimos esa necesidad de arrancar algo para llevártelo a casa o dejarlo caer al suelo.
Plato combinado en una hamburguesería
Como llegamos bastante tarde al hotel y a las 17:00 habíamos quedado para la siguiente actividad, queríamos comer algo ligero pero que no fuese en el restaurante del hotel.
Así que buscamos algún sitio que estuviese bastante cerca.
Finalmente acabamos en una hamburguesería pero no lo sabíamos. Entre pregunta y pregunta de qué tenían en la carta, como no daban mucho detalle decidimos pedir unos platos combinados que nos parecía que eran bastante flojos. Al final no estuvieron mal, pero imagino que si hubiésemos sabido que se trataba de una hamburguesería habríamos elegido otras cosas.
De que se trataba de una hamburguesería nos enteramos al hacernos el cobro con la tarjeta…
Parque de los bomberos
A eso de las 16:15 estábamos cogiendo un taxi en la puerta del hotel para llegar con un poco de margen al parque de los bomberos.
Aquí si que vimos que era posible llegar en autobús, pero entre que íbamos con el tiempo justo y que la parada estaba en medio de la carretera, teníamos dudas de si habría gente a la que pudiésemos pedir ayuda en caso de necesitarla y preferimos no arriesgarnos.
El taxi llegó a una entrada en la que preguntó dónde podía dejarnos. Le abrieron la puerta y le indicaron un sitio en el que nos vendrían a buscar los bomberos.
Esta actividad puede salir genial o ser un desastre. Esto es porque los propios bomberos son los encargados de enseñar todo el material.
Puede que el día de la visita tengan algunas emergencias en ese momento, con lo que se hace más breve de lo necesario. También es posible que el bombero encargado de esa visita guiada no tenga mucha habilidad para hacerla o cualquier otra circunstancia que no se pueda controlar.
Nosotros encontramos la actividad en la página del ayuntamiento y no se avisa de nada de esto. Museo de los bomberos (portal del ayuntamiento)
En nuestro caso, cuando bajamos del taxi, Víctor, el bombero que teníamos como persona de contacto no estaba en las instalaciones porque había tenido que acudir a una emergencia.
Esto también nos pasó cuando estábamos finalizando la visita. Les llegó un aviso por la megafonía y nos tuvo que dejar en la oficina con la persona encargada de la coordinación de las emergencias y la asignación de efectivos a cada una de ellas.
Mientras nos hacía la visita, nos llamó la atención la diferencia tan grande que ha habido durante 100 años con los distintos uniformes. Los más antiguos son casi trajes de los que ahora nos pondríamos solo para ocasiones especiales.
Estuvo muy bien porque pudimos tocar las diferentes bombas, algunos vehículos, los uniformes. También nos enseñó una maqueta que no esperábamos. Estaba bastante detallada y entre sus explicaciones y lo que podíamos apreciar Fue muy útil para hacernos a la idea de cómo era el parque, ya que en un sitio tan abierto es difícil imaginarse los espacios.
La parte de las fotos no nos las describió mucho, pero con el resto de la explicación tuvimos suficiente. Supongo que aquí quien quiera saber más detalles puede preguntar.
Después nos fuimos en taxi a casa de Sol y Jose, su pareja, que como habíamos intercambiado bastantes mensajes los días previos y estábamos por la zona, aprovechamos para conocernos, cenar y charlar un rato.
Cuando acabamos de cenar y hacer la sobremesa, nos volvimos al hotel. Descansamos unas horas y empezamos un nuevo día.
Domingo: ruta por sendero accesible y comida con Jordi
Después de tantos días esquivando la lluvia nos teníamos que encontrar con ella. Cuando quedamos con Jordi ya pintaba que el día esta vez sí, iba a estar pasado por agua. Antes de ponernos en marcha preparamos todo lo que podíamos necesitar para un día así.
El camino desde el hotel en furgoneta es bastante largo, aproximadamente de una hora y cuarto.
Ruta por sendero accesible
Nada más llegar empezó a caer la lluvia con alegría a intervalos. Así que entre los chubasqueros y los paraguas que llevaba Jordi iniciamos la ruta.
Está bastante bien pensado. A mano izquierda durante todo el camino nos queda una barandilla. Además hay como una especie de cuadrados metálicos, que al tocarlos con el bastón indican que justo en la parte derecha del sendero encontraremos un cartel.
Están bastante bien. Aunque los primeros son en dos dimensiones y tienen las letras en Braille con un tamaño demasiado grande.
Conforme vamos avanzando por el sendero los carteles mejoran y empiezan a tener relieve y las letras están más marcadas y con el tamaño que deberían tener desde el principio. Supongo que lo habrán ido solucionando con los comentarios de los usuarios.
Los carteles muestran diferentes animales y vegetación que se puede encontrar por allí o en zonas cercanas.
Nos gustó bastante esta experiencia y fue muy relajante, porque como no había a penas gente, aprovechamos para soltar a Heiby y el ambiente de escuchar la lluvia caer en los paraguas y la vegetación, también por los olores que se acentuaban. Ver como Heiby exploraba el entorno.
Cuando nos volvimos, hicimos una parada técnica en una especie de refugio de madera que contaba con un techo. Ahí nos dispusimos a limpiar a Heiby, porque se había llenado las patas, la barriga y el pecho de barro y agua.
Quedó bastante bien pero en la furgoneta tuvimos la suerte de que Jordi tenía como unos plásticos impermeables de sus salidas a la montaña. Si no hubiese sido por que ya está acostumbrado a este tipo de entorno y a su clima, no tengo claro en qué condiciones hubiésemos acabado la excursión porque nosotros sólo llevábamos ropa impermeable i toalla para Heiby.
También nos ofreció frutos secos para recuperar energía. Así que para la próxima excursión tenemos que tener en cuenta todas estas cosas que aprendimos.
Después de todo este jaleo hicimos tiempo tomándonos un refresco hasta la hora de la comida. En un principio la idea era ir a un río cercano para que Heiby se diese un Baño, pero como ya lo hizo previamente, continuaba lloviendo y hacía bastante frío preferimos dejarlo estar.
Restaurante Enrique
Después de esta parada, nos subimos en la furgoneta y nos fuimos al restaurante que después de toda la mañana andando había hambre.
Allí nos pedimos un cocido montañés y unas «chuletillas».
El cocido lo ponen en el centro de la mesa en un recipiente y los comensales se van sirviendo. Aquí nos echó una mano Jordi para ponerlo en nuestros platos. También que como hay ciertas partes que están contadas, así nos aseguramos de probar todos los ingredientes.
La chuletilla… Lo he puesto antes entre comillas porque, en fin, al decirnos una chuletilla pensamos que sería una cosa ligera. Pero aquello salía del plato y hacía falta una espada para cortarla, de lo gruesa que era.
Después de eso nos ofrecieron postre y seguro que estaba buenísimo, pero no podíamos más. Así que acabamos con unos cafés y necesitamos unas cuantas horas para hacer la digestión.
Lunes: visita a cervecería artesanal y comida de menú
Aquí el viaje empieza a llegar a su final. Así que en este día nos despedimos de Jordi, agradeciéndole todas las actividades que nos organizó.
Pero antes de eso, que mejor que acabar el viaje en una cervecería artesanal de la zona.
Cervezas DouGall’s
Al llegar al sitio fue un poco accidentada la situación. estaba todo el personal trabajando y al principio nos atendió el jefe, que hablaba Español pero tenía un poco de dificultad para expresarse.
Mientras nos iba explicando algunos procesos, un trabajador de la cervecería se unió y empezó a describir con mucho detalle algunos aspectos de la elaboración.
A parte de probar varias cervezas, como no sabíamos cómo eran físicamente el lúpulo y algunas otras cosas, le preguntamos que como eran visualmente.
Entonces nos explicó que no tenía la planta, pero tenía las partes que utilizaban para elaborar las cervezas. Así que a parte de tocarlas nos ofreció probarlas.
Fue muy interesante porque cuando pruebas una cerveza lo haces en conjunto. Sólo notas si es más tostada, afrutada o cualquier otra característica en la que destaque.
Al probar los ingredientes individualmente y con diferentes niveles de tueste y luego la cerveza, se pueden apreciar con mucha más intensidad esas características.
Al acabar la visita nos hicieron una degustación con algunos quesos acompañados de diferentes cervezas. Nos dieron a probar un brownie que habían echo, no recuerdo si de cerveza o lúpulo que estaba increíble.
También venden por internet, así que si queréis probarlas desde casa podéis hacer un pedido.
Café la brújula
Fuimos dando un paseo disfrutando del clima, que era bastante agradable. No recuerdo que fue lo que pedimos exactamente. Lo único es que fue un menú del día y que todo estaba muy bueno. Si volviese a ir repetiría.
Intenté repetir la jugada de hacerle una foto al mantel para ver qué había en la carta, antes de que viniesen a leerla y así ir adelantando. Pero me llevé una sorpresa porque en vez de eso, había publicidad de un descuento en neumáticos de una empresa de la zona.
Me recordó que eso en Estados Unidos es bastante común. Pero hacía tiempo que en España no me encontraba con algo así.
Final del viaje y cosas que nos quedaron pendientes
El Martes a primera hora cogimos un Taxi hasta la estación y de ahí el tren hasta Alicante. Nos llamó la atención que a la ida fue directo, pero a la vuelta hicimos transbordo en Segovia para hacer un cambio de ancho de vías.
Nos quedaron pendientes una cata de quesos, probar sobaos y algunas visitas grupales guiadas, que al no ser temporada alta, no se llegaba al mínimo para organizarlas.
Sol nos recomendó una pastelería que a parte vende conservas y productos típicos de Santander, que también acepta pedidos por internet en delicatessenlaermita.com.
Todavía no hemos hecho un encargo, pero seguro que en algún momento lo hacemos. No puede ser que nos viniésemos de Santander sin probar anchoas y sobaos.
Deja un comentario